Por Andrea Álvarez Mujica

The Bells

Cronicas

Viaje a lo más profundo del noveno álbum solita de Lou Reed, tan misterioso hasta para él.

THE BELLS, el noveno álbum solista de Lou Reed, fue grabado en Alemania y lanzado por el sello Arista Records, en abril de 1979. Por segundo año consecutivo Lou Reed eligió trabajar con el ingeniero de sonido Manfred Schunke, inventor del sistema de grabación binaural que produjo un sonido estéreo tridimensional para dar, al oyente, la sensación de estar dentro de la sala donde sucede la sesión musical o provocar un sonido interno si se lo escucha con auriculares. Como todos recuerdan el célebre STREET HASSLE, publicado el año anterior, fue el primer álbum de rock concebido con este método.

La foto de tapa de THE BELLS presenta una imagen de Lou Reed sosteniendo un espejo de mano, ovalado y con marco. Si bien no hay una gestualidad marcada en su rostro, resulta muy expresivo y aunque no sonríe, da la sensación de estar a punto de hacerlo. Mira a cámara. Los párpados están cargados de maquillaje y la mirada es trágica. La mano que sostiene el mango está un poco más adelante y se ve agrandada, liviana y con gracia. Los dedos elegantes y bellos levantan el objeto y hacen a la vez un movimiento en el aire. El óvalo del espejo está ubicado a la altura del rostro de Lou, como si se hubiese mirado hasta recién y estuviera por volver a hacerlo. El autor de la foto es Garry Gross.

Lou nunca es otro, siempre es él, nunca se reinventa, pero vive en una constante búsqueda y transformación que se refleja en su imagen y su música, en cada disco nuevo. Su personalidad inquieta y curiosa le impide acomodarse en un logro y lo impulsa a seguir explorando. Sustancias, parlantes, personas, calles, instrumentos, conversaciones, antros, la inventiva y el humor fueron campos de experimentación permanente. La ciudad, con sus habitantes heridos y sus historias de amores rotos y sueños hundidos, le daba a Lou material para fabricar arte.

Cuando comenzó la grabación de THE BELLS, el productor ejecutivo y tecladista Michael Fonfara, llevaba cinco años acompañando a Lou en giras y discos. Era, además, la persona que había iniciado a Lou en el camino de las artes marciales, luego de un incidente ocurrido durante una gira europea, una noche en la que paseaban juntos por las calles de Estocolmo. Lou llevaba sus botas de taco alto, los párpados maquillados, aros, jeans ajustados y una camperita entallada, dos marineros rusos, afectados por el aspecto excéntrico de Lou, se acercaron y comenzaron a molestarlo y agredirlo. Fonfara, que practicaba artes marciales desde los diez años, golpeó en forma rápida y efectiva a los marineros que se fueron asustados. Lou Reed quedó muy impactado por la destreza y la agilidad de su compañero y le pidió que le enseñara Kung Fu. De vuelta en Nueva York, Fonfara lo llevó a una clase y luego de dos horas de entrenamiento, cuando el tecladista se iba, Lou le avisó que pensaba quedarse un par de horas más. Luego de esa tarde iniciática, las artes marciales fueron para Lou, un ámbito de investigación y práctica que nunca abandonó.

THE BELLS fue el primer disco de Lou Reed en el que participó el trompetista Don Cherry. Se había unido a la banda en 1976, por casualidad, una tarde en la que los músicos se cruzaron en el aeropuerto de Los Ángeles. Lou y sus compañeros llegaban a la ciudad para ofrecer un concierto y Don Cherry estaba por partir, porque ya había dado el suyo la noche anterior. No se conocían personalmente, ni nadie los presentó, simplemente Lou lo reconoció entre la gente, se acercó y le dijo que por favor se quedara a tocar con ellos esa noche. Don Cherry cambió el pasaje y se subió a improvisar en el show y siguió con ellos el resto de la gira. Lou amaba la música de Ornette Coleman y Don Cherry había tocado con él. La relación de Don Cherry y Lou Reed fue de gran entendimiento y afecto.

Lou nunca es otro, siempre es él, nunca se reinventa, pero vive en una constante búsqueda y transformación que se refleja en su imagen y su música, en cada disco nuevo. Su personalidad inquieta y curiosa le impide acomodarse en un logro y lo impulsa a seguir explorando. Sustancias, parlantes, personas, calles, instrumentos, conversaciones, antros, la inventiva y el humor fueron campos de experimentación permanente.

 

 

Cuando los periodistas le preguntaban a Lou cuáles eran sus discos propios favoritos, THE BELLS aparecía en la lista. El disco había surgido y se había desarrollado de forma tan espontánea que encerraba misterios hasta para él, según confesó. Las letras, que los críticos ponderaron como consagratorias, las había improvisado en el estudio.

Stupid Man, la primera canción de THE BELLS, trata sobre un hombre que abandona a su esposa y a su pequeña hija e intenta explicarle a la niña que, si bien es un estúpido, no puede evitarlo. Va por la ruta en un micro y queda atascado en la entrada de la ciudad. Es un momento de angustia y conmoción interior.

En la segunda canción, Disco Mystic, la repetición de dos palabras, alcanzan para transmitir las sensaciones de placer, hastío y eternidad de la vida nocturna.

En I Want to Boogie with You un chico trata de convencer a una chica de que salga con él. Puede ser que le hable desde el teléfono público de enfrente o que esté en la puerta de la casa. Es un monólogo en el que el chico acepta no ser el mejor, pero también le dice que la familia de ella no es perfecta y que hay zonas turbias en el entorno de ella. El chico carga con muchos fracasos, pero le promete una noche divertida si ella se decide a salir con él.

With You hace referencia a un tipo de persona egoísta que interpreta el encuentro con otro como un espacio dónde desplegar la pena y frustración. La historia está contada desde el amigo o novio que le toca escuchar y bancar a esta persona desahuciada, y lo hace, pero con hartazgo. La música fue compuesta en coautoría con Nils Lofgren, que no participó del disco. Lookin for Love habla sobre la soledad y los desencuentros.

Personas perdidas por la ciudad en busca de otros, deseos que no se concretan porque el encuentro no se da. City Lights toma su nombre de la película Candilejas de 1931. La letra, poética y política, homenajea al célebre comediante y director inglés Charles Chaplin y habla de la persecución que sufrió, por parte del macartismo, debido a sus ideas progresistas y pacifistas, que fueron consideradas antinorteamericanas. Es una letra muy elaborada, no parece ser una improvisación en el estudio.

All through the Night es un relato sobre los insomnes, los hombres y las mujeres que recorren fiestas durante toda la noche, que escapan de la desesperación de la soledad, bailan, ríen, mantienen extensas conversaciones existenciales al filo de la madrugada y celebran llegar con vida a la mañana siguiente. Families trata sobre la aparente armonía de las vidas familiares supuestamente ejemplares y que detrás enconden conflictos, dolores y frustraciones. The Bells cuenta la historia de un hombre que sube a la cornisa de un edificio y se suicida. Pero la belleza de la letra esta dada por la distorsión con que el suicida vive su momento antes del salto: ve un hermoso lago y escucha repiquetear las campanadas.

El sonido de las campanas representaba para Lou Reed la búsqueda de trascendencia, lo dijo más de una vez y lo confirmó específicamente cuando habló de este álbum, en el que, según él, todos los personajes estaban abocados en ese intento, logrado o fallido. Cuando pensamos en Lou Reed pensamos en la Velvet Underground, en los años locos de The Factory junto al gran Andy Warhol, pensamos en Lou al final de la década del sesenta, saliendo a escena con anteojos de sol en un sótano, recordamos su imagen icónica de los setenta, ante el público, con la guitarra colgada, el pelo dorado, inyectándose heroína, ficticia o real, lo vemos dándose un chupón con David Bowie, lo imaginamos sosteniendo a Iggy Pop que se tambalea en una fiesta.

Tenemos algunas de sus canciones grabadas en la mente, compás por compás. Lo calificamos como papá del punk, como el gran letrista, el cronista de las almas partidas, de los marginales sensibles.

Lo recordamos como el novio de Laurie Anderson, el chico de los bares de Nueva York. Nos resulta imposible olvidar su maravilloso monólogo sobre el miedo a la normalidad, improvisado en la comedia costumbrista Blue in the fase, dirigida por Wayne Wang y Paul Auster. Todo eso está bien, todo eso es Lou Reed. Pero también hay algo que a veces desconocemos o no tenemos tan presente cuando pensamos en Lou Reed y es que fue sometido a un tratamiento de electroshock cuando estaba cursando la secundaria.

Los padres habían consultado a un psiquiatra porque les parecía que su hijo, aunque estaba de novio con una chica, se movía y hablaba de manera afeminada y sospechaban que podía tener tendencias homosexuales. Para corregirlo, el psiquiatra planificó una serie extendida de sesiones de electroshock que duraron meses. Los padres se ocuparon rigurosamente de que Lou completara el tratamiento.

Mi opinión es que lo que el psiquiatra y los padres querían corregir, traspasaba las posibles inclinaciones homosexuales y era algo más esencial: esa gracia salvaje y libre que, por suerte, las sesiones de electroshock no lograron quitarle y por ese fracaso de la seudociencia o por la fortaleza interior de Lou, tenemos todos sus discos.

Hace cuarenta años salía THE BELLS, un disco atemporal, para celebrarlo podemos buscarlo y disfrutar de cuarenta minutos de placer.


Odkryj wszystkie możliwości Mostbet https://mostbet.com.pl/ – szczegółowa recenzja bukmachera