Desde 1980 en adelante no sé lo qué pasó, si alguien me embrujó o qué, pero fui un muñeco en sus manos. En manos de algo oscuro. A pesar de haber logrado fama y dinero, mi vida había comenzado a ser un martirio. No sabía qué hacer. Yo era todo una confusión, no me daba cuenta que había una razón. Mis barreras se terminaron rompiendo del todo y ya no usé drogas para escaparme, sólo salir para no pelear con ella.
(Fragmento exclusivo del diario inconcluso que Uby escribió en la cárcel y le dejó como legado a sus hijos Lorena y Sebastián)
En el infierno, Uby escribe con la frialdad de los narradores. Emociona saber que el texto que abre esta página lo escribió Uby y no un frío narrador que no lo vive y que no lo muere. Qué bien escrito. Su voz sigue viva.
En este texto hallado e inédito que sus hijos cedieron a Nerviodigital. Qué admirable forma de darse cuenta de las cosas.
Es imposible leerlo sin sentir amor piadoso por Ubaldo, admirado por Diego y por Monzó. n
Y agradecerle la sinceridad y la forma de contarlo.
La gesta heroica de un boxeador con talento y espíritu pudiendo más que la ruina de la jeringa y la merca.
Con la corriente en contra desafía a la ley de la gravedad como el Salmón cuando remonta como un náufrago un río infestado de osos hambrientos y dificultades.
Todas las dificultades para nuestro campeón del mundo. El elegante y preciso.
El que prefería bailar a entrenar.
El que decía que el ring era más fácil que la vida.
Es improbable encontrar un boxeador sin contradicciones, una niñez humilde, imposible.
El milagro de ser uno entre un millón...
La renuncia a seguir siendo el mejor, a ser el más grande.
De todos los campeones y sus contradicciones es la de Uby Sacco la más épica la imposible la más fugaz la más gloriosa y miserable.