Por Calamaro

Masacre Pop

Portada

A 50 años del crimen de Sharon Tate, el legado satánico de Manson.

Hay episodios que cambian el pulso de un país y del mundo. La libertad, el consumo de marihuana, el amor libre, las experiencias con ácido, la contracultura y el rock and roll nunca fueron lo mismo.

No después de Vietnam. No después de Charles Manson.

Hablamos del más celebre asesino serial de todos los tiempos, pero Manson encierra una serie de peculiaridades; no consta que disfrutase matando y, esto hay que considerarlo, tampoco mató a Sharon Tate, de cuya masacre se cumplen 50 años.

Tate y Roman Polansky, uno de los directores de cine vivos de mayor prestigio, tenían un matrimonio feliz.

Juntos habían filmado una deliciosa comedia de vampiros. Pero ella encontró el peor final el día que, como parte de una serie de desencuentros y equivocaciones, la secta Manson (sin Manson) irrumpe con pésimas intenciones en el domicilio donde se encontraba la bellísima Sharon, embarazada.

Lo demás es historia.

Una horda de muchachas enamoradas de Manson, y algún otro asistente de la secta, asesinaron mientras cantaban el Helter Skelter de los Beatles, pintaron CERDOS en las paredes con la sangre de las víctimas.

Pero ella encontró el peor final el día que, como parte de una serie de desencuentros y equivocaciones, la secta Manson (sin Manson) irrumpe con pésimas intenciones en el domicilio donde se encontraba la bellísima Sharon, embarazada.

 

Nada volvió a ser igual después de Manson, el autor intelectual de una serie de asesinatos que plantea interrogantes que nunca se resolvieron. Charles Manson intentaba tener una carrera musical. Por lo visto tenía más cosas en mente. Hay que pararse a pensar que Charles Manson, muerto a los 83 años el 19 de noviembre de 2017, nunca despanzurró a ninguna actriz embarazada. Ni al matrimonio La Bianca.

Ni siquiera estuvo ahí.

Su mente, quizá, sí.

Una mente intensa que controlaba a sus tres novias al punto de invitarlas a matar cantando. Aunque nunca entendieron la letra. Una letra que maldijo Charlie, el Rey profano de una masacre pop. Un delivery de sangre equivocada. Era amigo de los Beach Boys y los Guns grabaron una de sus canciones originales. Marilyn es Manson. Charlie dont Surf. Mira concentrado y perdido desde las remeras. Che Guevara mira al horizonte. El horizonte de Manson es una incógnita. Mujeres bellas y tristes mataron por él. En los Estados Unidos veinte presidentes sacrificaron a cientos de miles de soldados que tampoco tenían muchas opciones. Es una perspectiva White Trash. Manson no fue a Vietnam. Y el mundo sigue bailando al compás de mil asesinos. Charles Manson: el Bob Dylan de los autores intelectuales de crímenes plurales y compulsivos. Quien va a reclamar su cuerpo, esa bolsa de huesos … La dentadura postiza, que otro preso robó mientras se duchaba, se exhibe en un museo embrujado. Y cantaba temas de Los Beatles en su propia carnicería. Había llegado a California con una guitarra en la espalda. Un buen principio. Al final terminó preso para siempre. Pero con varias grabaciones, a toro pasado, para los coleccionistas del morbo y Axl Rose. Si hubiera sido negro quizás sería un difunto revolucionario nihilista y cantarían el hip hop de Charlie don´t Surf. Los raperos tienen más lugar en el cementerio. A Dennis Wilson (de los Beach Boys), que era su amigo, lo acusó de robarle una canción. Su amenaza sutil fue dejarle una bala en la cama. Con Mike Deasy fue menos cordial. Deasy era amigo de Terry Melcher, el hijo de Doris Day. Melcher llamó a Mike para ir a grabar a un grupo de “gente que vivía en el desierto al estilo indígena”. Esa gente era La Familia, la secta de Manson (the Mansons) que estaban esperando que Melcher les grabara un disco en condiciones.Y leyendo el Álbum de El Tony. Terry, como mucho, mandó a Mike con un equipo portátil de grabaciones. No vio claro un potencial monumento épico discográfico.

Manson recibió al guitarrista en el Spahn Ranch. Compartieron ácido y bebidas, Mike estaba picante y Charles, disgustado, lo corrió con un hacha por el desierto. Mike Deasy encontró un cuchitril en el campo y se quedó durmiendo tres días, sin aparecer. Para Manson, aquella negativa de Melcher que prefería no involucrarse en toda una producción discográfica, fue una traición a toda regla.

Manson recibió al guitarrista en el Spahn Ranch. Compartieron ácido y bebidas, Mike estaba picante y Charles, disgustado, lo corrió con un hacha por el desierto.

El 9 de agosto de 1969, pocos meses después del episodio del hacha, Manson mandó a cuatro followers para asesinar a Terry Melcher y provocar un baño de sangre”. Pero Melcher se había mudado a la playa.

Los discípulos de Manson entraron en la residencia 10050 de Cielo Drive (en Beverly Hills) y mataron a puñaladas a Sharon Tate y sus amigos. Algo tenían que llevarse. O nunca se dieron cuenta del error.

Terry ya no vive aquí.

No es imposible pensar que el destino y la locura truncaron una promisoria carrera discográfica una vez más. La guitarra o el hacha. A cualquiera le pasa.

Manson fue portada de RollingStone, Playboy, Time y The New Yorker.

En 2004, Terry murió enfermo; hasta sus últimos días le acompañó un guardaespaldas por si Manson intentaba concretar aquella vieja venganza. Mike Deasy tenía una buena casa, lindos hijos y una Ferrari.

Había tocado en discos de Elvis Presley, Frank Sinatra y George Harrison.

Pero un episodio violento con Manson hay que remontarlo. Terminó colgado de una palmera y abusando del ácido. Al volver de esa experiencia intento respuestas en la doctrina Carl Jung, pero terminó atrapado por las piadosas garras del cristianismo.

Dejó las drogas y el alcohol. Tampoco recuerda dónde. Pero siempre supo que tres días en la colina del mal le habían cambiado la vida para siempre. Nada volvió a ser igual ni como antes.

Ni la guitarra. Ni la familia. No pudo olvidar el día que Manson le perdonó la vida.

Por así decirlo.    


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