Para estar en la superficie, a la luz del día
hay que poder mentir
cuando el sol te pega en la cara
hay que poder desconocer lo que nos trajo hasta acá
lo que estamos haciendo,
lo que somos.
Para estar a la luz del día entre todos
hay que ocultarse, silenciarse,
saber morir antes de tiempo
y seguir caminando.
Para estar y compartir la luz del día
hay que olvidar quiénes somos
la fuerza que tenemos,
la tristeza y la pereza que subyace todo,
las ganas de matar, de llorar,
de decir la verdad
que no es amiga de la luz del día.
Para compartir la luz del día
hay que controlar la alegría
y domesticar la defensa personal.