Por Mía Flores Pirán

Develada

Cronicas

Somos como peces buscando el agua.

Caminaba tranquilo. 

Me detuve atestiguando la falta de retorno de lo que estaba presenciando. 
No podía eliminar el rasguño mental que me produjo ese chillido.
Reaccionar tampoco. 
Reaccionar no es una decisión.
Reaccionando somos títeres.
Contemplando somos testigos.
Y a mí la suerte me jugó esa carta. 
Había algo que me hacía estar completamente presente.
Y eso tranquilizaba algún rincón perdido de mi Laguna.
La combinación de peligro con asombro, miedo y perplejidad me mantuvieron expectante todo el acto como si se tratara de algo sagrado. 
Aun tratándose de un desempeño diabólico de la naturaleza.
Luego de concluida la sesión fue inmediato el desfasaje.
No volví a estar presente así.
Recorría y recorro la secuencia en mi mente.
Fuera de tiempo presente no es igual. 
Nada es como el primer pico.
El original.
No se siente de nuevo lo mismo.
Pero se busca.
Desesperadamente.
Cómo peces buscando agua, sintiéndose ahogados. 
Pero me seguía faltando una pieza. 
Que tal vez está donde nada tiene sentido. 
Donde descansan los hechos. 
Sin que tengamos que manosearlos y arrancarles las tripas para encontrarles un sentido.
El asunto era que no tenía sentido y asumir eso me costó la locura.
Foto:

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