Por Pérez

El culto es la canción

Cronicas

La mítica Wendy Rene dejó un tesoro para los coleccionistas.

Según su partida de nacimiento era Mary Frierson, en su casa la llamaban Little Sister, en el colegio secundario era Mary Lou, y los publicistas de Stax propusieron bautizarla como Wendy Storm.

Pero Otis Redding eligió Wendy Rene, y así quedó.

Grabó apenas cinco simples con el sello de Memphis durante los cuatro tempranos años que duró su carrera.

Dos de esos simples los grabó como parte de The Drapels, el cuarteto vocal liderado por su hermano Johnny, con el que entró por primera vez a las oficinas de Stax en 1963, cuando tenía apenas 16 años.

El tercero grabado por el grupo, "After Laughter Comes Tears", salió sólo bajo su nombre, y entonces Wendy tuvo su momento de fama: se fue de gira con Rufus Thomas y llegó a tocar en el Teatro Apollo de Nueva York.

Acá no hay cadáveres bien parecidos ni vidas al límite, sólo una niña que se hizo mujer y desapareció de escena, dejando detrás un puñado de canciones.

Acompañada por Booker Jones -los Booker T & The MGs aportan su groove tanto a los simples de los Drapels como a los solistas- y con algún aporte de Isaac Hayes, grabó una buena cantidad de temas para Stax pero le editaron apenas un par de singles mas antes de tomar la decision de retirarse de todo en 1967, con 20 años, para dedicarse a formar una familia con su ¡segundo! marido, James Cross, un empleado del sello.

Redding la invitó a hacer un show de despedida, al que Wendy accedió, pero terminó declinando a último momento.

Tuvo suerte: el avión que llevaba a Otis y sus músicos a ese show en Winscosin cayó en el lago Monona, y el único que se salvó fue el trompetista, que no sabía nadar pero se las arregló para llegar a la orilla.

Aunque nunca tuvo un éxito contundente, el destino de Wendy James fue culto: sus escasos simples fueron un tesoro de coleccionistas. Rescatada del olvido por Wu-Tang Clan primero y Alicia Keys después, lo que le reportó jugosos derechos de autor, y luego por sellos como Ace o Light in the Attic, dedicados a las reediciones, el suyo es un extraño caso en el que el culto es exclusivo de la música.

Acá no hay cadáveres bien parecidos ni vidas al límite, sólo una niña que se hizo mujer y desapareció de escena, dejando detrás un puñado de canciones -como "Give You What I Got", por ejemplo- que hoy se pueden buscar en YouTube y hacen que uno tenga ganas de seguir buscando.     

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