Soy feo, pero estoy bien peinado.
Ahora soy inédito.
Soy medio cómico para hablar y escribir, aunque las cosas me las tomo en serio, como a la cerveza helada.
Como a la vida.
Lo peor es cuando el vecino policía te ve la mente y el alma llena de milonga.
Todo blanco por dentro, y oscuro por fuera.
Como el payaso Ratontito y el circo de la farfala. El circo de mi infancia en Lanús.
Hasta los osos tomaban.
Un día prendieron el ventilador y se les voló la acetona. Flor de cretinos. Era un circo raro.
No había magos ni enanos ni trapecio.
Sólo un elefante muerto de color blanco.
Extraño a ese circo. Antes de que me fugara del Borda yo era el que caminaba entre las sombras.
A veces me gusta ser la sombra caminada.
A veces pienso cuando se va a terminar toda esta mentira. Sigo caminando mientras voy a la verdulería de la esquina y charlo con las vecinas que compran verduras.
En la bolsita llevan zanahoria, limones y melones. Yo le pido dos kilos de papas negras, 1 kilo de cebolla, 3 limones y media calabaza.
Soy el que cocina el menú de los psicópatas.
Esos tipos son como las arañas.
Al sol se sienten unos malditos bárbaros, como la bruja pasa de uva que nos revisa los mails.
Escuchan más voces que yo.
Son gigolós de la maldad.
Te tiran para abajo.
Un concierto de voces en mi mente.
Los psyco comen arroz con pollo y guiso. Son suaves.
No le sienten el gusto a la comida.
Porque la comen fría y envuelta.
Odian la sopa, como los nenes.
Comen sin masticar.
Y lo bajan con soda caliente.
Y me dicen: Andrés no te enamores la primera vez.
Ni la última.
Pero no me llamo Andrés.
Me eructan para inmovilizarme pero yo me les escapo por un túnel al que no saben cómo llegar.
Hay días en los que soy feliz sin prejuicios.
Y es porque algo que no sabemos está de nuestro lado para soportar la tormenta que se viene.
Ese algo no es Dios, al que no conozco ni sé si existe.
Creo que existe.
Y vive en un pueblo.
Pero ese algo me hace sentir y ahí no le tengo miedo a nada ni a nadie.
El diablo entra por el silencio.
El diablo es el silencio que se mezcla con las palabras.
Y si el demonio quiere venir a matarnos, que lo haga. Yo ya lo vencí una vez.
Pero él nunca lo supo.
Seguís sin hablar.
Te incomoda la vida, el existir te incomoda.
La muerte también. No confíes en la suerte.
La muerte siempre está de moda.
Ya no jodas más y mandate a mudar.
Pero por favor…
No te quedes sin dientes.
Y no llores por los muertos.
Ellos lloran por vos
