Por Cappa

El hombre que amaba la pelota

Cronicas

Román siempre tenía dos jugadas: una titular y otra suplente.

"El juego está integrado a la esencia de la vida".

Julio Cortázar

 

Román pertenece al selecto club de los que saben jugar y tienen tal firmeza en sus convicciones que no hay resultado ni presiones reales o inventadas que los haga cambiar.

Es un producto del potrero. Auténtico.

Que le fue agregando conceptos según los iba recogiendo de su trayectoria en el primer nivel mundial.

Es de los que miran fútbol para disfrutar y aprender. De los que nunca terminan de aprender.

Era la pausa pensante, que es lo mas importante para que el juego sea veloz y sobre todo eficaz.

Fernando Fernán Gómez decía que el discurso no era lo mas importante en un actor, sino la pausa. En saber cómo usarla para darle sentido a ese discurso.

En fútbol pasa algo similar. Si no hay pausa hay choque inevitablemente y como hay que volver a empezar se hace lento. La pausa que aclara la jugada, que permite mirar para ver, cuando la mayoría de los jugadores no miran el juego y por eso no ven nada mas que lo inmediato.

En cambio, Román tenía siempre dos jugadas: una titular y otra suplente. Elegía bien y por eso era talentoso. Sabemos que la jugada tiene dos o tres posibilidades.

Una es la mejor. Lubich, el director de cine, decía que hay mil formas de enfocar el ángulo de la cámara, pero en realidad hay una sola. Era la pausa pensante, que es lo mas importante para que el juego sea veloz y sobre todo eficaz.

Era la pausa pensante, que es lo mas importante para que el juego sea veloz y sobre todo eficaz.

Esa, la mejor opción, era la que "enfocaba" Román, y por eso sorprendía. 

Además tenía la técnica que hace falta para ajustar cada pase, cada recepción. Él mismo suele decir que lo fundamental en el fútbol son el pase y el control. La pelota tiene que viajar fuerte para no permitir que el rival se arme.

Saber controlarla para dejarla donde uno quiere, también resulta imprescindible. Román vivía y vive enamorado de la pelota. Una vez lo dijo. Antes de cada tiro libre, le daba un beso, como anticipo de la caricia siguiente.

Es de esos tipos que cuando tiene que defender sus convicciones no anda calculando las consecuencias. Un día un prestigioso entrenador de la selección argentina, no lo veía contento y le preguntó: ¿qué te pasa Román? No te veo muy contento.

¿Te puedo ayudar? 

"Sabe qué pasa", le respondió Román, "que en este equipo nosotros correemos mas que la pelota y así no puede ser. La que tiene que correr es la pelota, no tanto nosotros". En ese club al que pertenece están Valderrama, Iniesta, Xavi, Redondo, Zidane, Platiní (que era una cosa como jugador y otra como dirigente), y algún otro elegido. Por supuesto también Maradona y Messi para presidir la mesa. Román fue portador del estilo que nos distingue, continuador del maestro Bochini, y antes Sívori, y Angelito Rojas, y Ermindo Onega, y tantos otros que nos llenaron el corazón de emociones imborrables, y nos ayudaron a entender este juego maravilloso, que algunos tacticistas y cientificistas quieren reducir a números y a resultados.

Cuando Román iba a ir al Barcelona, hubo una discusión periodística sobre si se adaptarìa o no al fútbol europeo.

Un amigo mío dijo entonces la frase exacta para definir la situación: Los que se tienen que adaptar son los demás, porque al fútbol se juega como juega Riquelme. 

Ni más ni menos.


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