El camino está todo empantanado y peligroso.
Sólo un valiente puede transitarlo, hay mucho barro y curvas fatales. Los esqueletos azules andan por el suelo desparramados para cruzarlo.
La Chevy 250 viaja a 180 kilómetros por hora: acelera cruzando curvas anchas y muy riesgosas casi al filo de la muerte, donde abunda el barro del destino y agua podrida con sapos que salen del mismísimo infierno.
Por ahí transita la Chevy 250; la muerte está en sus ruedas, no transites en sus dominios sino el infierno es tu destino.
Mientras en medio del camino los esqueletos azules bailan por los caminos con prostitutas y taxiboys en llamas tentándote hacia el mismísimo abismo.
Los dos escapes de la Chevy largan fuego y escupen barro por todos lados. Sin temor alguno al pasar por la perrera el comisario pone la queja y con astucia da el veredicto mandando al muere a sus cachorritos.
Esta fiera no se entrega, hay una 9 en la guantera y aunque traten de poner su hocico sus sirenas vendran conmigo.
Es el demonio del camino.